Un elemento recurrente en la pintura es la representación del mar: no hay un símbolo de fuerza o de paz más poderoso que el de sus ondas. Por supuesto, pretender enseñar como pintar el mar al óleo en el breve espacio de un artículo es una tarea tan imposible como ararlo.
El océano es siempre cambiando. Puede estar llano, rizado, haber una marejadilla, o una marejada, estar agitado, en pleno temporal, o puede ser duro, grueso, o confuso. Estas son solo algunas de las formas en que podemos describir sus estados. También el mar puede ser frío, cálido, tropical o de muchas otras formas, de acuerdo a su temperatura o colorido.
La composición general en las marinas
Debe empezarse por elegir correctamente el lienzo para pintar el mar al óleo. En cualquier tienda especializada encontrarás muchos tipos de lienzo, pero el más indicado es uno al que se le conoce precisamente como lienzo “Marina”. Aunque puede emplearse cualquier otro, este diseñado para estos temas, siendo un formato horizontal más ancho en proporción que de altura.
Ya listo para pintar, se define donde quedará la línea del horizonte para lograr una buena proporción. Casi todos los entendidos recomiendan la regla de las “terceras partes” para colocarla. Para ello, se divide imaginariamente la altura del lienzo en tres partes y se ubica el horizonte en la línea superior o en la inferior, pero nunca hacia el centro de la pintura. Si vamos a resaltar al mar se traza en la parte superior. Si por el contrario, se quiere poner al cielo como protagonista, se emplea la línea inferior.
El mar: cómo pintarlo paso a paso con óleo
Otro aspecto es cómo pintar las olas del mar: estas deben ser trazadas con una perspectiva correcta. Las líneas que se acercan a la costa deben ser horizontales si estamos perpendiculares al horizonte. Si estamos oblicuos al horizonte, las ondas se alinean con la costa.
Otro aspecto a cuidar es el color, pues pese a que se plantea que el azul predomina este color tiene muchas tonalidades y expresa diferentes “estados de ánimo” del océano, llenos de variaciones y matices. No necesariamente el azul ultramarino es el color ideal: se pueden emplear el turquesa, el prusia, el cerúleo, los verdes cálidos, los violetas, el ocre amarillo, los verdes fríos, el añil, el cobalto y muchos más. Dependiendo de la hora del día que se pinte, también serán de interés los amarillos y los naranjas.