Hoy nos centraremos en una técnica de pintura que, según hemos visto, gusta bastante a los alumnos de nuestras clases. Se trata del puntillismo. Estuvo muy de moda a principios del siglo pasado y desde entonces es todo un clásico para todo pintor en formación.
Repasaremos aquí sus características y cómo ejecutarla de manera óptima.
Qué es el puntillismo
Tal y como su nombre dice, el puntillismo es un tipo de pintura que se basa en pintar puntos. Estos puntos, ubicados muy cerca el uno del otro, crean una textura uniforme que, a su vez, deja un efecto etéreo sobre el lienzo. Pues al pintar por puntos y no por trazos, quedan muchos huecos sin pintura, y cada punto puede generar muchos patrones de contraste.
Lógicamente, cuanto más lejos está el espectador del cuadro, mejor lo comprende. Si se acerca mucho, sólo verá puntos y le resultará difícil distinguir contornos y formas.
El puntillismo en la historia
Grandes pintores como Van Gogh o Gaugin practicaron el puntillismo. El género nació a finales del siglo XIX, de la mano de Georges Seurat, prestigioso pintor que ha pasado a la historia por sus cuadros de mujeres en la ribera, hechos a base de puntillismo.
Básicamente, Seurat cambió la pincelada por el punto de color. Normalmente, utilizando tintas planas. Así fue al principio. Con el tiempo, otros pintores se sirven del puntillismo con técnicas mixtas (por ejemplo, Van Gogh).
Algunos consejos para empezar a pintar como los puntillistas
Para iniciarse en la técnica primero es conveniente detallar los dos tipos de puntillismo básicos que podemos desarrollar:
- Un sólo color y diferentes tonos: Normalmente, dibujos con rotulador negro sobre fondo blanco. En lugar de realizar trazos, puntos, y en lugar de mezclar colores, usar diferentes intensidades de tono.
¿Cómo procedemos con este tipo de aproximación?
Como con muchas técnicas, primero escogemos el tema. Una vez determinado, sobre el papel podemos empezar marcando los bordes. No con trazos, sino con puntos en hilera. No hace falta que los puntos estén muy juntos. Poco a poco podemos ir aumentando la densidad.
Cuanta más densidad, más intensidad de color, oscuridad. Lo importante aquí es trabajar primero lo claro y poco a poco lo oscuro.
- Policromáticos: Aquí usaremos varias tintas planas y crearemos composiciones de color. En este caso, cada color puede tener diferentes tonos, o ser monotono. Eso dará como resultado dos tipos de pinturas muy distintas entre sí. El monotono tiende a ser más oscuro.
Paso a paso, lo que tenemos que hacer aquí es parecido: seleccionamos el tema y la imagen a pintar. Pero luego, para realizar el boceto, conviene usar un lápiz. Y antes de aplicar los puntos, debemos estudiar los colores y preparar los tonos y el grosor de punto. Luego, ejecutar.
Lógicamente, si cuentas con el acompañamiento de un experto, esta técnica puedes aprender a dominarla en un plis plás.
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